
Rotación y asociación de cultivos:
diversificación para control de plagas, mejora de estructura del suelo y nutrición equilibrada.
–Coberturas vegetales y abonos verdes: para
protección y enriquecimiento de los suelos.
– Manejo integrado de plagas (MIP): uso de
control biológico, trampas, feromonas y productos naturales.
Labranza de conservación: mínimo o cero laboreos para preservar humedad y estructura del suelo.
1 Rotación y Asociación de Cultivos en Sistemas Agrícolas y Frutales
Fundamento técnico–agronómico
La rotación de cultivos es una de las prácticas más antiguas y efectivas para mantener la fertilidad edáfica, prevenir la acumulación de patógenos y plagas especificas, y preservar la estructura fisica del suelo. Consiste en alternar, de forma planificada, especies agrícolas con diferentes exigencias nutricionales, sistemas radiculares, familias botánicas y periodos de cultivo en un mismo lote, en secuencias anuales o plurianuales.
La asociación de cultivos implica la siembra simultánea o escalonada de dos o más especies vegetales en un mismo terreno o en parcelas adyacentes, aprovechando interacciones ecológicas positivas como la fijación biológica de nitrógeno, la cobertura del suelo, el control natural de malezas y plagas, y la optimización de espacio, luz y agua.
Aplicación en cultivos anuales
En sistemas agrícolas extensivos e intensivos de cultivos anuales, estas prácticas permiten:
Interrumpir los ciclos biológicos de plagas (Ej.: gusano cogollero en maíz) y patógenos de suelo (Ej.: Fusarium en tomate).
Reducir la presión de malezas por alternancia de cobertura vegetal.
Aprovechar cultivos mejoradores, como las leguminosas (soya, trébol, vicia), que aportan nitrógeno y materia orgánica.
Ejemplos operativos:
Maíz → soya → avena → arveja (rotación clásica extensiva).
Asociación de maíz + frijol (que trepa sobre el maíz) + calabaza (que cubre el suelo) – sistema milpa.
Asociación de tomate + albahaca + cebolla: donde la albahaca repele insectos y cebolla desincentiva nematodos.
Aplicación en cultivos frutales
En sistemas de frutales perennes, aunque no es posible la rotación del cultivo principal, sí puede aplicarse rotación y asociación de cultivos de servicio en las calles entre hileras, bordes y franjas perimetrales.
Rotación de coberturas:
Alternar gramíneas (centeno, avena, ryegrass) con leguminosas (trébol, vicia) en calles y bordes.
Incorporar especies aromáticas o repelentes (calendula, romero, albahaca) en ciclos alternos.
Asociación de plantas acompañantes:
Tagetes erecta para reducir poblaciones de nematodos en cítricos y carozo. Trébol subterráneo en vid, para fijación de nitrógeno y supresión de malezas. Mentha piperita (menta) y Origanum vulgare (orégano) en olivo, como repelentes de mosca del olivo.
Ventajas y beneficios agronómicos
– Mejora de la estructura edáfica por diversidad radicular.
Incremento de materia orgánica mediante residuos vegetales variados. Control natural de plagas y enfermedades por interrupción de ciclos bióticos. Reducción de uso de herbicidas y pesticidas.
Estímulo de la actividad biológica del suelo.
Mejora de la cobertura vegetal y reducción de erosión.
– Incremento de biodiversidad funcional y estabilidad productiva.
Criterios de planificación operacional
Alternar especies de distinta familia botánica para evitar especialización de patógenos.
Asociar especies de diferente profundidad radicular y velocidad de desarrollo. Programar rotaciones a 3 o 4 años en anuales, y ciclos bianuales de coberturas en frutales.
Elegir cultivos de cobertura adaptados a las condiciones edafoclimáticas locales.
Respetar periodos críticos del cultivo principal para evitar competencia por agua o luz.
Incorporar cultivos mejoradores como leguminosas cada dos ciclos.
Indicadores de seguimiento
Contenido de materia orgánica antes y después de los ciclos.
Número de especies vegetales por unidad de superficie.
Incidencia de plagas y enfermedades monitoreadas.
–Biomasa aérea y radicular de cultivos asociados.
Si te parece bien este modelo ampliado, te lo sigo estructurando con el mismo enfoque para:
Coberturas vegetales y abonos verdes Manejo integrado de plagas (MIP) Labranza de conservación
Frutales
Coberturas Vegetales y Abonos Verdes en Sistemas Agrícolas y
Fundamento técnico–edáfico
Las coberturas vegetales y los abonos verdes son prácticas agroecológicas esenciales para la protección, restauración y manejo sostenible de los suelos agrícolas y frutícolas. Ambas estrategias consisten en establecer cultivos transitorios o permanentes sobre la superficie edáfica, cuya finalidad no es su cosecha, sino su función ecológica: proteger el suelo, conservar la humedad, mejorar su fertilidad natural y estimular la biodiversidad del sistema.
Coberturas vegetales: cultivos o vegetación espontánea que se mantiene viva o seca cubriendo el suelo para prevenir erosión, reducir evaporación, controlar malezas, conservar nutrientes y fomentar la fauna edáfica benéfica.
Abonos verdes: cultivos sembrados con el objetivo de incorporarlos al suelo antes de su floración, mejorando el contenido de materia orgánica, la estructura física del suelo y el suministro natural de nitrógeno y otros nutrientes. Leguminosas como vicia, trébol, lupino o gramíneas como avena y centeno son especialmente valiosas por su rápido crecimiento y aporte de biomasa.
Aplicación en cultivos anuales
En cultivos extensivos e intensivos anuales, las coberturas y abonos verdes se utilizan entre campañas o como cultivos intercalados en cultivos de verano e invierno.
Ejemplos:
Avena + vicia después de cosecha de maíz, para cobertura invernal y posterior incorporación antes de soya.
Centeno o ryegrass en primavera antes de papa o trigo.
Uso de trébol subterráneo o trébol blanco como cobertura viva en cultivos
de hortalizas para suprimir malezas y fijar nitrógeno.
Ventajas:
Incremento de materia orgánica edáfica (hasta 25-35% en 3 años).
Control biológico de malezas anuales.
Mejora de infiltración y retención hidrica.
Reducción de compactación superficial.
Aplicación en cultivos frutales
En frutales perennes, el uso de coberturas vegetales y abonos verdes en calles entre hileras, bordes, franjas amortiguadoras y perímetros permite conservar suelo, mejorar fertilidad y actuar como hábitat para enemigos naturales de plagas.
Coberturas permanentes:
Centeno, ryegrass, trébol, dactylis entre hileras de vid o carozo. Trébol subterráneo o festuca en plantaciones de cítricos.
Abonos verdes rotativos:
Vicia villosa + avena en calles de olivo, incorporados antes de la brotación. Phacelia tanacetifolia como cobertura de primavera en viñedos.
Ventajas:
Protección contra erosión hídrica y eólica (80-95% de reducción). Aporte de nitrógeno (leguminosas: hasta 150 kg N/ha/año). Incremento de infiltración (30-40% respecto a suelo desnudo). Control natural de malezas y reducción de nematodos.
Criterios operativos
Seleccionar especies adaptadas a clima, tipo de suelo, época y requerimientos del cultivo principal.
Sembrar abonos verdes después de cosecha o en períodos de receso
vegetativo.
– Incorporar abonos verdes antes de la floración.
– Mantener coberturas vegetales sin laboreo o con cortes periódicos.
– Evitar especies que puedan actuar como hospederas de plagas del cultivo.
Consideraciones específicas:
En frutales, evitar especies gramíneas invasoras como gramón o digitaria. En cítricos. preferir trébol subterráneo, calendula y tagetes para control de nematodos.
Indicadores de seguimiento
Biomasa producida (t/ha).
Contenido de materia orgánica (%). Infiltración hidrica (mm/h).
Incidencia de malezas (% cobertura). Niveles de nitrógeno mineralizable. Biodiversidad de macrofauna edáfica.
3 Manejo Integrado de Plagas (MIP) en Sistemas Agrícolas y Frutales
Fundamento técnico–fitopatológico
El Manejo Integrado de Plagas (MIP) es un enfoque fitosanitario que busca mantener las poblaciones de plagas por debajo de niveles de daño económico sin depender exclusivamente de plaguicidas sintéticos, priorizando métodos biológicos. culturales, físicos, mecánicos y, como último recurso, químicos selectivos y de bajo impacto ambiental.
Se fundamenta en el conocimiento ecológico de las interacciones entre cultivos, plagas, enemigos naturales y condiciones ambientales. EI MIP actúa mediante monitoreo sistemático, establecimiento de umbrales de daño económico (UDE) y la implementación de métodos de control combinados.
Aplicación en cultivos anuales
En cultivos extensivos e intensivos anuales como maíz, soya, trigo, papa o tomate, el MIP permite reducir significativamente el uso de insecticidas, disminuyendo la presión de resistencia de plagas y protegiendo la fauna benéfica.
Prácticas frecuentes:
Monitoreo semanal con trampas adhesivas, trampas de luz y control visual. Uso de feromonas sexuales para confusión o captura masiva (Ej.: Spodoptera frugiperda en maíz).
– Control biológico mediante liberación de parasitoides (Trichogramma spp.
contra lepidopteros) y depredadores (Coccinellidae contra áfidos).
Aplicación de extractos vegetales (Neem, ajo, piretrinas naturales) en hortalizas.
Eliminación de residuos y rotación de cultivos para romper ciclos biológicos.
Ejemplo operativo:
Cultivo de tomate: monitoreo con trampas adhesivas →→ liberación de Encarsia formosa contra mosca blanca →→→ aplicación de extracto de Neem al 3% en brotes tiernos.
Aplicación en cultivos frutales
En frutales perennes, el MIP adquiere aún mayor relevancia por la permanencia del cultivo y su prolongada exposición a plagas multianuales.
Prácticas recomendadas:
Instalación de trampas de feromonas para monitoreo y captura (Ej.: Lobesia botrana en vid, Ceratitis capitata en frutales de carozo).
Refugios y fajas de vegetación asociada para conservación de fauna auxiliar. Liberaciones de controladores biológicos en plantaciones de cítricos (Chrysoperla carnea contra minadores de hoja).
Aplicación de aceite de Neem o jabón potásico en mosca blanca y cochinillas.
Podas sanitarias y eliminación de frutos caídos para reducir reservorios. Plantación de tagetes, caléndula, albahaca en calles y perímetros como repelentes naturales y hábitat de benéficos.
Ejemplo operativo:
En viñedos: monitoreo con feromonas + liberación de Trichogramma cacoeciae →→→ instalación de bandas adhesivas contra carpocapsa →→ cobertura con trébol y phacelia como refugio de enemigos naturales.
Ventajas agronómicas
Control efectivo de plagas sin dependencia de insecticidas.
Preservación de enemigos naturales.
Reducción de aparición de resistencia.
Mejora de biodiversidad y estabilidad ecológica.
Producción libre de residuos químicos.
Posibilidad de acceso a certificaciones orgánicas o Global GAP.
Criterios operativos
Definir umbrales de daño económico (UDE) para cada cultivo y plaga.
Realizar monitoreo semanal.
Integrar métodos de control biológico, cultural y físico.
Priorizar productos de origen biológico o extractos vegetales.
Capacitar al personal en identificación de enemigos naturales.
Evaluar población de plagas y benéficos antes y después de intervenciones.
Indicadores de seguimiento
Densidad poblacional de plagas (individuos/trampa/semana). Porcentaje de frutos o plantas afectados.
Número de enemigos naturales detectados.
Reducción de aplicaciones químicas (% respecto a ciclo anterior). Nivel de residuos fitosanitarios en cosecha.
Labranza de Conservación en Sistemas
Agrícolas y Frutales
Fundamento técnico-edáfico
La labranza de conservación es un conjunto de prácticas agronómicas que limitan la perturbación del suelo, preservan su estructura física, conservan la cobertura vegetal y favorecen la actividad biológica. Contrasta con el laboreo convencional intensivo, que genera degradación estructural, erosión, pérdida de materia orgánica y compactación sub–superficial.
Este concepto incluye técnicas como:
Siembra directa: siembra sin remoción previa del suelo.
Labranza mínima: intervención superficial localizada.
Labranza en franjas: remoción parcial solo en la línea de siembra.
Su objetivo es mantener residuos vegetales sobre la superficie, promover la infiltración, reducir pérdidas de humedad y controlar erosión.
Aplicación en cultivos anuales
En cultivos anuales, estas técnicas permiten reducir significativamente la erosión, conservar humedad y disminuir costos de laboreo.
Modalidades comunes:
Siembra directa de soya, maíz, trigo, girasol sobre rastrojos. Labranza mínima antes de papa o hortalizas pesadas. Labranza en franjas en cultivos como sorgo y algodón.
Ventajas:
– Mejora de infiltración hídrica (20-40% superior a suelo desnudo).
- Reducción de erosión hídrica y eólica (60-90%).
Mayor contenido de materia orgánica (+0,2-0,5% anual).
Incremento de la actividad de lombrices y microorganismos.
Ejemplo operativo:
Rotación trigo-soya en siembra directa sobre cobertura de avena-vicia →→→ control de malezas con cobertura viva y mínima aplicación de herbicida.
Aplicación en cultivos frutales
En frutales perennes, la labranza de conservación se aplica mediante manejo de coberturas vegetales vivas o muertas en calles entre hileras, con mínimo laboreo superficial cuando es necesario, evitando remoción masiva de suelo.
Prácticas recomendadas:
Siembra de centeno, trébol subterráneo, festuca o ryegrass en calles. Mantenimiento de cobertura viva, con cortes periódicos o aplastamiento con rodillo.
Evitar remociones en los primeros 30 cm.
–Incorporación puntual de abonos verdes con labranza mínima antes de
floración.
Control mecánico o manual de malezas en zonas cercanas al tronco.
Ejemplos prácticos:
. En vid y olivo, labranza mínima de calle una vez al año, manteniendo
cobertura natural o sembrada.
En cítricos, cobertura permanente de trébol y avena, con cortes para cobertura muerta.
Ventajas agronómicas y edáficas
Conservación de estructura y porosidad del suelo. Mejora de macro y microfauna edáfica.
Disminución de compactación superficial.
Conservación de humedad edáfica (hasta 30% superior). Reducción de costos operativos (combustible, maquinaria). Aumento sostenido de materia orgánica.
Criterios operativos
Evitar labranzas profundas innecesarias.
Planificar coberturas vegetales según estación y necesidades del cultivo.
Utilizar sembradoras de siembra directa o implementos livianos.
Mantener cobertura vegetal superior al 30-50% de la superficie.
Controlar malezas con cobertura, cortes y herbicidas selectivos autorizados solo si es necesario.
Consideraciones específicas en frutales:
Evitar laboreo en suelos con pendiente superior al 5%; preferir cobertura permanente de gramíneas y leguminosas en calles.
Indicadores de seguimiento
Contenido de materia orgánica (%). Infiltración hídrica (mm/h).
Densidad aparente (g/cm3).
Porcentaje de cobertura vegetal (%).
Presencia y número de lombrices/m2.
Incidencia de erosión superficial.
Técnicas de Manejo Agronómico Ecológico:
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